Desde los cinco años empezó a dejarse encantar por el arte de la magia. Hija de un mago, aprendió ligero los secretos del espectáculo y ahora es la única mujer que hace magia en Antioquia. Ella derriba el mito de un oficio considerado solo para hombres.
Por: Gustavo Ospina Zapata*
Un un arte que parece exclusivo de machos, ella sobresale solita. Y no por lo hechizante de sus ojos ni por sus movimientos en escena. Kania encanta por la calidad de su magia, porque se inventó un show propio que roba aplausos y despierta emociones.
Y tiene una ventaja: no la pueden copiar, pues ningún hombre se vestiría de colegiala ni se pondría un traje de bailarina de bambuco y menos saldría al set con un traje ajustado al cuerpo para bailar jazz o tango.
-Mi magia tiene ese toque de seducción propio de la mujer-, dice Kania, que se inició a los cinco años cuando, encantada por los trucos que le veía a su padre, el mago Gaferlo (Gabriel Fernando Londoño), decidió que esa sería su pasión.
¡Claro!, su papá se la puso fácil, «hijita, esto de la magia es una forma de retribuirle a la vida las cosas bellas que nos da», le dijo. Y la niña, ojiverde, hermosa y mimada, le hizo caso. Y se encarretó.
Como tenía a su papá todo el tiempo, no lo puso a ver con ella caricaturas ni a que la columpiara en el parque sino a que le enseñara trucos y la llevara a sus shows. Todo fue tan bueno, que después, ellos dos y otro grupo, fundaron el Círculo Mágico de Medellín.
-Al principio hubo dos chicas animadas también por sus papás, pero no tenían la pasión y se retiraron-.
En ese momento la magia también era cosa de mujeres y había trucos para ellas. Kania lo aprovechó, pero vino el declive, las damas dejaron de ser importantes en los eventos de ilusionismo y todo se centró en los hombres. Eso la obligó a diseñar su propio espectáculo. Lo hizo tan bien, que en México se ganó un premio. Y luego creó nuevos espectáculos.
Polvos mágicos
El actual es un verdadero espectáculo de ilusionismo un poco cargado de sensualidad en el que Kania hace llover, serpentinas, aplausos y emociones.
-Mi nombre es Carolina Londoño Gutiérrez, médica general de la UPB con especialización en sexología clínica en México, pero cuando me subo al escenario soy la maga Kania-, afirma.
Su último espectáculo es muy teatral, se llama «Academia la Reina de las Artes», mezcla de bambucos con jazz y tango, bailes a los que se dedicó más de un año a aprender los movimientos.
En él Kania saca carteritas y más carteritas de una bolsa vacía. Convierte un saxofón de plástico en un dibujo y luego ese dibujo lo transforma en un cuaderno de música del que saca notas semejantes a gotas de luz que va introduciendo en el saxofón real que toca su asistente.
Kania hace aparecer sombrillas, luego las convierte en pañoletas y otra vez en sombrillas. Entre acto y acto cambia su traje en un abrir y cerrar de ojos. Es, sin duda, una puesta en escena muy femenina en la que ella es la ama y señora del set. Y el asistente es su esposo, John Jairo Blandón, ingeniero de profesión a quien precisamente enamoró en un show en México.
-Éramos amigos, le dije que fuera mi asistente, aceptó y resultó involucrado-.
Tan involucrado, que se casaron y ahora salen juntos en cada presentación.
-Me enamoré de su magia, de la magia de sus ojos, su ternura y sus cualidades humanas-, comenta John Jairo.
Ella dice que lo enamoró fácil, «le eché los polvitos mágicos, ja, ja, ja».
Entre unos 80 magos que hay en Antioquia -23 del Círculo Mágico de Medellín, 14 del Club de Ilusionismo y unos 40 independientes-, Kania es la única dama.
En Colombia hay algunas más, como Consuelo Lorgia y Yona. Todas han derribado el mito, han logrado encantar en un arte dominado por machos. ¡Puro hechizo femenino, que seduce y encanta!
*Periodista del periódico El Colombiano.
Fuentes: Periódico El Colombiano, Círculo Mágico de Medellín en Facebook.
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