¿Fue Faustino Chacón, el incombustible spaniard, señor Lionetto del que habla Harry Houdini en su libro Miracle mongers and their methods?
El asiriólogo dominico Jean Bottéro se quejaba de que el fuego no haya dejado demasiadas trazas escritas[fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][1]; Señalaba, por ejemplo, que ningún manual o libro de cocina proporciona la receta del agua hirviente. Sin embargo la receta para volverse incombustible estaba escirta desde hacía mucho tiempo, pero pocos o nadie la habían leído.
El hombre incombustible y los faquires españoles
En agosto de 1803[2] actuó en Madrid un hombre que aseguraba poder resistir la acción del fuego sin quemarse. Ofreció una única sesión privada en casa de D. Francisco Antonio Zea en la que tocó con los pies desnudos tres hierros al rojo vivo, los tomó en sus manos hasta enfriarlos y, una vez calentados de nuevo, los pasó por su lengua. Después hundió las manos en aceite hirviendo, con el que se lavó la cara y enjuagó la boca.
Continúe leyendo la historia en el blog de Ramón Mayrata[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]
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