Juan Melchor Bosco Occhiena (en italiano Giovanni Melchiorre Bosco), más conocido como Don Bosco falleció el 31 de enero de 1888 ¿Qué tiene que ver esto con los magos? él fue conocido entre la gente porque usaba la magia como herramienta para hacer que los más jóvenes se acercaran a la religión.
Aprendió magia y malabarismo por necesidad. Tuvo una niñez y juventud muy pobre, se vio obligado a trabajar en varios oficios. Se dice que cada vez que iba una feria a su pueblo (Castelnuovo) él pasaba el tiempo viendo los magos intentando descubrir cómo hacían sus trucos, algunos los descubría y encontraba la manera de hacer los otros.
Durante sus estudios como sacerdote decía que podía predicar la palabra de Dios haciendo magia y malabarismo para atraer a los niños, convirtiéndose en la sensación de su pueblo y sus alrededores.
Cuentan que entre su repertorio hacía lo siguiente:
Sacaba de la boca de un chico 12 bolitas coloradas.
Cambiaba el agua en vino que luego ofrecía a los espectadores.
Multiplicaba los huevos de gallina sobre un cesto.
Sacaba palomas del bolso de las señoras.
Sacaba conejos de los sombreros de los espectadores.
Adivinaba el dinero que llevaban los espectadores en los bolsillos.
Hacía que su varita mágica volara sobre sus manos.
Resucitaba un pollo previamente descuartizado.
Y caminaba, saltaba y bailaba sobre una cuerda floja, sosteniéndose con un sólo pie.
Dedicó su vida a los más necesitados, creó patronatos, escuelas primarias y contruyó basílicas. Fundó dos Congregaciones y una Orden Tercera – los Cooperadores Salesianos -, que cuenta actualmente con mas de quinientos mil miembros.
Una de sus frases más famosas es la siguiente:
«El mago tiene al diablo en sus manos, pero a Dios en su corazón»
San Juan Bosco falleció la madrugada del 31 de enero de 1888 en Turín, Italia. La ciudad desfiló 3 días ante su capilla ardiente, acudieron más de 300 mil fieles. Fue beatificado en 1929 y canonizado en 1934. El Papa Juan Pablo II le confirió el título de «Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes».
Don Bosco no es el único sacerdote aficionado a la magia, en la historia hay varios, se destaca el Padre Wenseslao Ciuró quien además es autor de varios libros de ilusionismo con el que comenzaron su carrera varios colegas.
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