Tal vez la virtualidad no es para todos. Esta historia se lleva a cabo en Malasia, donde Magician Vikey ha realizado hazañas para ganar prestigio como mago: enterrarse vivo, romper varios records guiness y escapar de la cámara de tortura china. Pero ahora, debido a la pandemia, se vio obligado a cambiar de negocio para sobrevivir y se dedica a vender duriones.
14 años de experiencia en el mundo del entretenimiento, pero cuando el mundo entró en cuarentena debido al COVID-19 y muchos magos optaron por adaptarse al mundo virtual, Vikey no vio la posibilidad (o si, pero tal vez no lo experimentó) o simplemente pensó en cómo podría sobrevivir sin espectáculos en vivo y optó por montar un puesto de duriones en su ciudad.
Aprovechó su nombre y relativa fama en redes para ayudarse con su nuevo negocio.
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La lección que le deja la pandemia, según el propio Vickey es que no se puede depender de una sola fuente de ingresos, y en eso se concentrará cuando todo regrese a la normalidad.
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