Dice la teoría que los efectos que involucren muchos números, conteos, etc. son dañinos para el show, pues le recuerda a una parte del público las aburridas clases de matemáticas. Pero entra una de las lecciones básicas:
No hay efectos buenos o malos, sino bien o mal presentados.
Arthur Benjamin convierte un show basado únicamente en operaciones matemáticas en una experiencia llena de emociones, una verdadera lección para los que todavía piensen que el efecto o la técnica están por encima de todo.
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