Hace bastantes años, cuando no existían los blogs de magia, uno de los grandes magos colombianos, Korely* escribió una carta que envió a algunos amigos cercanos. La reproduzco a continuación:
Yo me cuido, cuídese usted
Lo más dificil de toda la magia… mucho más dificil que aprender controlar los músculos de la mano para empalmar; más dificil que la adquisición de una fluída charla; que en comparación con el arte de la presentación es un juego de niños… es la gran proeza de saber cuando cerrar la boca. La mayoría de los magos, desde un principante hasta el más antigüo de la sociedad, flaquezan en cerrar la boca cuando el tema de la conversación se refiere a otro mago.
El asunto se dificulta cuando un colega menciona el nombre de uno de los Grandes de la profesión… pero cuando la preciosa amiga, sentada al otro lado de la mesa nos dice que Jacino Merlón (que vive dos cuadras más abajo) es lo mejor que ella haya visto en su vida, si no nos mordemos la lengua instantáneamente, nuestra boca principia a moverse, y nosotros detrás de ella.
Montemos la escena: Ella dice: «nunca vi en mi vida he visto magia tan maravillosa. El Sr. Metlón desapareció una moneda, desapareció completamente! Además dijo que él había inventado ese truco.» Cuando la nube roja se despeja de sus ojos, se recuerda Usted lo que había contestado? Dijo Usted: «Si, Jacinto Merlón es verdaderamente un gran Mago.» En tal caso yo le doy 10.oo por cinco centavos suyos.
El tema de esta discusión se titula: hablando de otros magos y el por qué no podremos hacer nada.
Quizas sí podremos. Escogeremos otro ejemplo. Estamos en una fiesta privada. Uno de los invitados presenta varios juegos con cartas y malísiamente ejecutados. Para empeorar las cosas, alguien comenta maravillas. Puede Usted apretar los dientes y combatir el deseo de mostrar su juego favorito? O es que se sorprende a si mismo de oir su propia voz diciendo: «Este juego les gustará?»
Es mucho más fácil controlar la situación cuando dicen: «Anoche vi una presentación de magia, pero el mago jamás podría competir contra Usted, aunque hizo varios juegos muy buenos. Hombres con poca voluntad, como Usted y Yo, pueden facilmente contestar eso. Cepillando un poco de polvo imaginario de la solapa casualmente decimos: «Sí, yo lo conozco, y sé que es muy bueno.»
Qué es lo que nos enfurece en algunas situaciones y en otras ocasiones optamos con benevolencia?
Creo que se trata cuando se peligra nuestro Ego. No nos gusta lo dicho y golpeamos ciegamente para igualar las heridas. Esto no sería muy grave pero resulta que no es sólo el individuo que sufre… TODA LA MAGIA SUFRE. Disminuye todo el encanto de nuestra magia. Si no queremos que la magia sufra, tenemos que saber cuando aceptar los elogios de todos los magos. Confieso que no podremos hacer nada cuando escuchamos problemas como los siguientes:
1. El que trata de hacernos incompetentes.
2. El que trata de elevarse a si mismo.
3. EL mentiroso, que piensa poco de la mentalidad de los espectadores.
Contestaciones para los primeros dos casos. Ríase y olvídelo.
El tercer caso no tiene comentario.
Verifiquemos nuestros pensamientos. Somos los primeros en comentar? Somos culpables de las rudezas que vemos referente a la magia? Atendemos a las otras personas que trabajan en lo que ellos aman (nuestra magia) y les damos nuestro respeto que merece?
YO ME CUIDO… CUÍDESE USTED
*Emilio Álvarez Correa (Korely) mago barranquillero. Escribió esta carta a mediados del siglo pasado.
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